La verdad es que no esperaba llegar a Varsovia en tren y al salir de la estación encontrarme de frente con «la Giralda». Y es que cuando ves esta torre que se divisa desde toda la ciudad no dejas de buscarle el parecido.
Al parecer la construyó Stalin en 1953 como regalo al pueblo polaco, pero como este lo odiaba, cuando Polonia se independizó de la URSS estuvieron a punto de demolerla. Es tan grande que alberga dentro un palacio de congresos, museos, cines y oficinas. Se puede visitar como la Giralda pero no hace falta subir a pié. Una aburrida ascensorista sentada en una silla pulsa el botón de la planta 30 y en un momento estás arriba. El mirador me ha resultado parecido, con barandas de piedra y rejas para no saltar. Solo faltan las campanas. Lo que si es que las vistas son igual de espectaculares, junto al río se ve la ciudad antigua de Varsovia como un pueblecito, y los tranvías abajo como una maqueta de trenes. Además, como el mirador es más grande, hay espacio hasta para un pequeño bar, y te puedes tomar sentado un gofre, un helado o un cafelito (pregunté pero no ponen cerveza. Eso ya habría sido demasiao!!).