Notas de viajes – China – Los novios

Cuando se visitan lugares turísticos en China, es raro no ver a unos novios haciéndose las fotos de boda. Como en cualquier parte del mundo, desean tener un recuerdo con algún lugar emblemático de fondo, y como son tantos, es alta la probabilidad de encontrarte con alguna pareja.

En Yangshuo pude ver a unos novios en un embarcadero. Tenían a sus espaldas el paisaje que aparece en las películas del rio Li con las montañas redondeadas al fondo. Pero había tanta gente, que siempre alguien estorbaba al fotógrafo. Cuando no era un pescador que se cruzaba, era un lugareño que pasaba por detrás en bañador para refrescarse en el río. Otras veces eran los mismos visitantes del lugar, que además de hacer fotos al paisaje, se las hacían a los novios, a los que se notaba tensos, ya que recibían más fotos de los turistas que de su propio fotógrafo.

Observé que también les gusta mucho fotografiarse en los monumentos. Había una pareja a los pies de la muralla antigua de Pingyao. La chica vestía un traje rojo muy brillante, y el novio una camisa blanca con una chaquetilla negra que me recordaba a las de flamenco. Ambos parecían estar maquillados como para que sus caras pareciesen de porcelana. La verdad es que los dos eran muy apuestos, y cuando el fotógrafo les pedía que se  juntasen, parecían los muñecos de una tarta de boda. Además de la muralla de la ciudad antigua como fondo, el fotógrafo contaba con una gran tela roja, casi del mismo color del vestido de la chica, que rodeaba a los dos novios desde el suelo hasta la cintura y formaba una especie de pasillo por delante de ellos. Los extremos de la tela las sostenía una ayudanta del fotógrafo. Esto le permitía a éste realizar un efecto visual. Pero luego quiso hacer otro efecto con la tela muy abierta, y claro, para esto la ayudanta no era suficiente, así que se fue a cincuenta metros, a la entrada de la ciudad antigua, y volvió con una mujer anciana que tenía un puestecito en una mesita de madera, con unas cuantas baratijas, y a la que me imagino que ofrecería alguna gratificación. Entre ella y la ayudanta cogieron la tela, una por cada punta, y a la señal del fotógrafo la agitaron para crear un efecto de olas.

Parece que lo de las murallas es un lugar muy recurrente. En otra ciudad muy histórica también, Xiam, había otros novios que se fotografiaban a los pies de la enorme estructura de piedras que en otros tiempos había defendido la ciudad. En este caso el fotógrafo trataba de grabar un video con una pequeña secuencia. Consistía en una simple coreografía de la pareja. A una señal del hombre tras la cámara, los dos debían de volver la cara a la vez, uno frente al otro. Pero por más que lo intentaban nunca lo conseguían, el chico siempre la volvía a destiempo, ante la desesperación del fotógrafo. Para colmo, la muralla estaba en obras y unos obreros con cascos amarillos no dejaban de asomarse para curiosear, estropeando el reportaje. Se podría pensar que el fotógrafo podía cambiar a los novios de sitio, pero los obreros se movían al mismo compás por la muralla. Además, no era fácil desplazar a la pareja, ya que el chico debía de situarse sobre un soporte que permitía equipararlo en altura con la chica.